Durante los últimos años ha tenido lugar una gran evolución del mercado influencer, como por ejemplo el cambio de grandes famosos con muchos seguidores al boom de los micro-influencers, incluso la aparición de mascotas influencers. Otra gran novedad, y de la cual vamos a hablar en este post, es la incorporación al listado de influencers de los conocidos como kidfluencers y los influencers adolescentes.
Los niños y los adolescentes son desde ya hace décadas poderosos activos para influir en las compras, así que era de esperar que ellos también se convertirían en un reclamo en el mundo de las redes sociales. En la mayoría de redes sociales, especialmente Youtube e Instagram, están surgiendo creadores de contenidos que intentan conectar con audiencias de menos de 13 de años, y la particularidad de estos creadores es que ellos mismos pertenecen a este rango de edad. Es tal su crecimiento que en la última lista Forbes de estrellas de Youtube ya aparecía un niño de primaria, cuyo canal de reviews de juguetes le aportaba ya unos ingresos de 11 millones de dólares al año.
Incluir a los kidfluencers en sus campañas publicitarias otorga a las marcas no sólo dirigirse a una audiencia más segmentada, sino que permite conocer mucho mejor lo que su target realmente quiere, ya que nadie sabe mejor lo que a los niños les interesa y esperan que los propios niños.
Ahora bien, hay que ser conscientes de que existen ciertas reglas al respecto, por lo que las marcas que decidan incursionar en esta tendencia, deben ser cautelosas. Primero porque van a estar llegando a una audiencia que no recibe para nada bien lo que perciban contenido exclusivamente publicitario; y segundo porque no hay que olvidar que tanto los kidfluencers como sus audiencias son menores de edad y como tal deben regirse por las normas vigentes en cada país, al igual que ocurre en la televisión o el cine.
Además, hay que recordar que son los padres y/o tutores legales los que marcan las reglas y ponen los límites, teniendo ellos la decisión final. Es por ello que es importante tener una estrategia de contenidos que sea transparente y cuidadosa en cuanto al lenguaje, el tipo de contenido y la manera en que éste es presentado.
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